Pleito entre Carcastilo y La Oliva

Año  1557: Pleitos: Carcastillo- la Oliva.
Los pleitos entre el Mº de la Oliva y Carcastillo fueron continuos, tratando cada una de las partes de defender sus derechos y términos.
            Un ejemplo claro queda reseñado en lo ocurrido con la Querella presentada por el Alcalde y Regidores de la villa de Carcastillo, a la Real Corte del Reyno de Navarra, contra los Monjes de la Oliva, sobre fuerza que hizo un guarda de la Oliva a un veino de Carcastillo.
    
 Este guarda se llamaba Domingo de Urdax.
            Tema: Juan Coco, vecino de Carcastillo, fue al Soto de la Oliva, en busca de su Rocín, pues no sabía su paradero, sin armas de ninguna clase. Le salió al encuentro Domingo Urdax y le dijo que lo quería  “ prendar”, y arremetió contra él, quitándole el capote que llevaba. Se enfrentaron y el guarda echó mano a la escopeta que llevaba armada y lo quiso matar, le hizo pedazos el capote.
            A la voz. Llegó Esteban de Ayesa, que estaba edrando en un plantado suyo y los separó, teniendo preparada el dicho Domingo la escopeta que fue maravilla no haberlo muerto.
            Siendo culpado el dicho Domingo, el Abad de la Oliva aprovechó a recibir información contra Coco y Ayesa, a fin de que no sirva Ayesa de testigo, por si no dice la verdad, y les ha hecho notificar una provisión para que compareciesen ante dicho Abad para ser oidos y suplica recibir información, por testimonio de un Comisario, que se deberá nombrar y facultar para prender las personas de los culpados.
                        La Real Corte manda despachar provisión, por testimonio de Martín de Amíx, Comisario nombrado y en la Villa de Carcastillo y examinado a Esteban Ayesa, este afirmó lo anterior. Diciendo que el guarda no le dio el rocín y lo mandó a Carcastillo.
            Opiniones de otro testigo:
                        Dice que, estando en los Comunes de Carcastillo, y a corta distancia del sotillo del Mº, entraron a este sotillo 7 u 8 cabrones y los guardas del Mº los llevaron al rebaño de donde vinieron y que cogieron uno por vía de carneramiento.
            Otro testigo:
                        “ Que Juan Coco pasaba con su caballería por un barranco de la Oliva, de caso fortuito, se le entró el ganado en el soto y comido dos bocados, después de largas disensiones entre Coco y  los guardas, fueron llevados al Mº y noticiado el Abad el hecho de la verdad, respondió que no quería que los de Carcastillo entrasen en lo de la Oliva, y ordenó que les diesen el macho a sus criados y guardas; de lo contrario, lo llevarían preso a las cárceles de Carcastillo.
            Ante estos testimonios, justificado el caso de la querella, mandó el Comisario a los guardas para ante la Real Corte y al Abad y Monjes, o para que fuesen oídos en justicia. Hubo alegaciones por parte del Mº y del Alcalde y Regidores de la Villa de Carcastillo.
Presentadas las probanzas, se dio decreto de libertad para Ayesa y Coco que estaban presos. El Mº no estuvo conforme con ello, alegando que estos dos señores no hacían más que hacer fuerza y resistencia a los guardas del Mº y pidió que fueran condenados a las mayores penas.
            Los de Carcastillo, alegaron , pidiendo que se condenase al Mº a pagar los daños y el capote.
            El Mº pidió la libertad del guarda que se hallaba preso y, al fin , se le concedió, dando fianzas.
            Volvieron los de Carcastillo a pedir fuese devuelto a la cárcel y se le condenase.
Los autos quedaron pendientes, en 15 de septiembre de 1577.

                                   Pamplona y Agosto 19 de 1763.


            Este Proceso, recogido en el Archivo General de Navarra,( Sección Clero Regular -La Oliva,
Proceso nº 001587,hay que situarlo en sus justos términos:
                        El Monasterio de la Oliva, para defender sus términos y evitar que los ganados de la Villa de Carcastillo, o de otros foranos, entrasen en sus pastos, tenían unos guardas, que eran los que se encargaban de ello.
                        Había unas sanciones, y, una de ellas, era el “Carneramiento”, con que se castigaba al que entraba con sus ganados en los pastos del Monasterio. Este carneramiento consistía en quitar un determinado número de cabezas de ganado, según el daño causado.
Parece ser que lo ocurrido fue casual, y, según los testigos, el Guarda, en este caso, abusó de su autoridad, ya que fue apresado, aunque, después, se le otorgó la libertad, con fianzas.

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